miércoles, 18 de mayo de 2011

Gracias Srs./as. Politicos/as, o el sindrome pre electoral.


Este próximo domingo hay elecciones, algo que inicialmente es una buena noticia porque me dice que vivo en un país democrático en el que las urnas marcan los deseos de una mayoría y que presumiblemente votaran la opción mas valida para intentar enderezar el futuro grisáceo en el que estamos inmersos, claro que esto es una mera especulación y un pensamiento razonado y lógico, que no razonable. Mientras digiero tan simple reflexión mi estado de ánimo va cambiando y lo que hasta ahora era un placido pensamiento va mutando hacia la crispación. ¿Por qué? Porque me es del todo imposible pensar en política sin evitar cabrearme, es inherente a mi sentimiento, consecuencia de la acumulación del malestar que me producen tantos “cambios” políticos para que al fin y al cabo todo se mantenga, nada cambie, salvo mi temperamento.
 Intento digerir el simple hecho de que abrir el buzón para recoger la correspondencia me suponga un trauma. Lo primero que se me ocurre es darle las gracias a los partidos políticos que tan amablemente se acuerdan de mi familia y me hacen llegar de forma personalizada para todos los miembros de la familia unas amables cartas  personalizadas con unas papeletas que me invitan a que me recuerde este próximo domingo que las deposite en las unas que pondrán a mi disposición a tal efecto, el recuerdo familiar es reciproco porque yo también me acuerdo de las suyas.
 Mi fuerte no son las matemáticas, pero he realizado un sencillo cálculo, vivo en un barrio obrero (antes lo era, ahora dejémoslo en barrio) en el que convivimos 11.796 almas y que como media vivimos 2,6 almas en cada vivienda lo que hace un total de 4.537 viviendas, como los decimales se redondean hacia arriba (esto me recalcaba mucho el profesor de 4º, que por aquel entonces además de matemáticas, te daba todas las materias porque solo había un profesor por clase, que me decía: …no es tan difícil de entender, si el decimal es igual o mayor de cinco pues entonces ya tienes la unidad…” ¡que majo aquel profe…!, en fin, que como soy obediente (que me disperso y eso es otra materia) pues lo redondeo; así que ahora tenemos 3 almitas por cada hogar de mi barrio, claro que esta cifra así, en frío y sin anestesia no es muy adecuada. Quiero pensar que su amabilidad se centrara en las almas que pueden dejar los papelitos en las urnas, sino por el contrario, seria para celebrar “San Juan” en mayo y arrojarlos a la hoguera. En este contexto cojo solo las cifras que amablemente a puesto mi ayuntamiento a mi disposición y rehago mis cálculos, la población menor a 18 años supone el 15% “por consiguiente” (perdona Felipe por apropiarme de la frase) el 85% de la población estamos “creciditos” y podemos practicar nuestro derecho universal de depositar una de esas cartas en la mesa de votación, con lo que si 10.027 almas han recibido la misma cantidad de “papelajos” que yo y que suponiendo que los mismos partidos que han tenido tanta amabilidad conmigo habrán sido condescendientes con mis convecinos y también se las habrán enviado, a lo que vamos, ¡al tajo!.
 He recibido de 6 partidos políticos tres sobrecitos de cada uno, amen de al menos 30 dípticos, trípticos, etc., en los que además de contarme cosas tan importantes como las mejoras económicas, sociales y de bienestar que tendremos después del día “D” y que “ellos” van a poner en marcha, a la vez que mencionaban entre líneas cuan derrochadores, incompetentes e insensibles son los “otros” y que no han dejado de dilapidar nuestros maltrechos recursos. Así que cojo mi “Excel” y suponiendo, claro que esto es mucho suponer, que los precios sean razonablemente normales, el sobrecito con la lista electoral (que sin ningún genero de dudas encontrare en la mesa electoral) de todos los amables partidos, les han costado 198.527 € y los dípticos, trípticos y demás “chuminadas” que también con amabilidad han ido depositando en mi buzón 213.065 € lo que haciendo una suma (que tuvo a bien enseñarme mi querido “profe” de 4º) nos da un total de 411.592 € (68.483.135 de las antiguas pesetas) ¡Vale! Le quitamos hierro al tema, por cada alma cándida con derecho a voto le hemos costado 41,05 € (6.830 pesetillas por alma votante). Claro en detrimento de mi criterio y mis datos, he de decir que estos son de un habitante de barrio, de la periferia, sin demasiado criterio científico, basándome eso si, en algún conocimiento de imprenta, un leve conocimiento de una hoja de calculo (léase calculadora, si quiere) y sobre todo y ante todo de muy mala baba e impotencia (aunque claramente condescendiente con las tarifas aplicadas para el calculo, que a buen seguro también yo "he recortado") que viendo la situación de nuestro día a día, los salvadores de la economía han dilapidado 411.592 €, eso si, con mucha amabilidad, en facilitarme una papeleta que yo cogeré el domingo, al igual que mi intención de voto y votaré por el que considere oportuno, pensando que después del lunes (es decir, el día "D"+1, seguiremos cabreados por las mismas cosas, cabreados por los que hacen política y padeciendo las consecuencias de los mismos han provocado (por activa y por pasiva, yo no olvido “el rescate” bancario que nos costó a todos los bolsillos el 14,6% del PIB, aunque le agradezco al gobierno el “esfuerzo” de que fuera 4 décimas menor que lo que destinó la “Zona Euro”) y que nos ha imbuido en esta vorágine degenerativa, pasándose por los bemoles los problemas diarios de mi barrio, que no es ni mejor ni peor que cualquier otro, pero que sin duda tiene los mismos problemas que el resto de la población y desde el que aportamos a la economía como el resto de ciudadanos (¡faltaría!).
 Nótese que no he mencionado a ningún partido político, no es por temor a proclamar mi ideología, si no porque denota simplemente mi desencanto, hasta cierta perdida de idiosincrasia, generada precisamente por los políticos. Me mantengo no obstante optimista, por la consciencia de que el autentico “cambio” tiene que llegar, no tanto por voluntad de los políticos, como por la revolución que sin duda se producirá en la sociedad y que forzará a establecer modelos sociales y comportamientos políticos sin precedentes. Me voy a tomar la libertad de citar una frase que Paulo Coelho publicó recientemente desde su Twitter: “Cuando se usa adecuadamente, la desobediencia es una virtud”. Tal vez la hora de la desobediencia, de la rebelión, ha llegado.

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