miércoles, 14 de septiembre de 2016

La economía de Bastiat.

Leyendo las obras escogidas de Frédérick Bastiat (1801-1850) Edición y estudio preliminar de Francisco Cabrillome llamó la atención lo que escribe dentro de "Lo que se ve y lo que no se ve" y que escenifica para mostrar y argumentar lo que Bastiat defiende como la diferencia entre un buen economista y un mal economista. Explica con ejemplos lo que tendría que considerar un economista, esto es, el efecto visible (lo que se ve) y lo que hay que prever (lo que no se ve).

Quiero hacer referencia al apartado III "Los Impuestos". Que no está tan distante entre lo que es y lo que debe ser la política actual. Pongo las partes que me parecen más latentes para evitar un texto muy largo y sin permiso del autor, porqué me parece que hace una adaptación al lenguaje más actual que el que empla Bastiat. No obstante, el texto integro puede leerse en la web: http://bastiat.org/es/

III "Los Impuestos"
...
El beneficio que encuentran los funcionarios cuando cobran sus haberes es lo que se ve. El que redunda para sus proveedores es, todavía, lo que se ve. Esto salta a la vista.
Pero la desventaja que los contribuyentes sienten al tener que afrontarlo es lo que no se ve, y el perjuicio resultante para sus proveedores es lo que no se verá nunca, aunque esto hay que verlo con los ojos del espíritu.
Cuando un funcionario público gasta en provecho propio cinco francos más, es porque un contribuyente gasta en provecho propio cinco francos menos. El gasto del funcionario se ve, porque se verifica; pero el del contribuyente no se ve, porque, ¡ay!, se le impide realizarlo.
...
Es cieno que a veces (tantas tomo se quiera) el funcionario público presta al ciudadano un servicio equivalente. En este caso, no hay pérdida por una ni por otra parte, sino trueque. Por lo tanto, mi argumentación no se dirige en modo alguno a las funciones útiles. Lo que digo es: si se pretende crear una función, demuéstrese antes su utilidad. Demuéstrese que vale para el ciudadano, por los servicios que le presta, el equivalente de lo que le cuesta. Pero, haciendo abstracción de esa utilidad intrínseca, no se invoquen como argumento las ventajas que proporciona al funcionario, a su familia y a sus proveedores, ni se alegue que favorece el trabajo.
Cuando el ciudadano da cinco francos a un funcionario a cambio de un servicio realmente útil, sucede exactamente lo mismo que cuando se los da a un zapatero a cambio de un par de zapatos: es un toma y daca, y por lo tanto, quedan en paz. Pero cuando el ciudadano da cinco francos a un funcionario para no recibir servicio alguno, y aun para que lo mortifique, es como si se los diera a un ladrón. Poco importa decir que el funcionario gastará esos cinco francos en provecho del trabajo nacional: otro tanto hubiera hecho el ladrón, incluso el mismo ciudadano, de no haberse encontrado con un parásito legal o extralegal.
...
Escúchenme: yo voy a hacer un contrato con un peón para que por cinco francos abra una zanja en mi campo. Al cerrar el trato, se presenta el cobrador de contribuciones, me reclama mis cinco francos y se los entrega al ministro del Interior. Mi contrato no se realiza, pero el ministro pondrá un plato más en una cena. No se puede mantener que semejante dispendio oficial constituya un estímulo para la industria nacional. ¿No se comprende que de ello sólo deriva una simple desviación de satisfacción y de trabajo? Es cierto que un ministro tendrá su mesa mejor provista, pero no lo es menos que un agricultor tendrá un campo peor roturado. Estoy de acuerdo en que un restaurante parisino habrá ganado cinco francos, pero no se me podrá discutir que un peón provinciano habrá dejado de ganar asimismo cinco francos. 
Todo lo que se puede decir es que el plato oficial y el hostelero satisfecho son lo que se ve, y que el campo anegado y el peón en paro son lo que no se ve.
¡Cuánto trabajo para probar, en economía política, que dos y dos son cuatro! Y cuando lo consigues, te dicen: «Está tan claro que resulta aburrido». Pero, al votar, obrarán como si nada se les hubiera probado.

He resaltado en amarillo un ideal simple pero que refleja mi modo de ver la "utilidad" que debieran tener los políticos. La parte resaltada en azul creo que refleja, no tanto el pensamiento político, que también, como el concepto practico que tienen los políticos de los votantes y que ante las agresivas políticas y los actos vandálicos perpetrados por quienes rigen nuestra política debieran, cuando menos, hacernos reflexionar en nuestras inmediatas decisiones.

Les recomiendo a los políticos no tanto que lean a Bastiat, que seguro muchos lo habrán hecho, como que pongan en practica tan sencillos principios.
 

About me

Seguidores

Subscribe Via Email (Do Not Edit Here!)

Vistas de página en total

top social

Navigation-Menus (Do Not Edit Here!)

Mi lista de blogs

Gallery

Translate

Random Posts

Buscar este blog

Social Share

Flickr

Events

Sponsor

Recent comments

Recent Comments

Flickr Images

Like us on Facebook

Popular Posts