jueves, 18 de agosto de 2011

Programados. Adictos a las miserias.

La animadversión es un estado anímico al que es posible llegar incluso viendo televisión, tal es mi caso. No soporto Tele 5. Recuerdo los comienzos de ese canal que ya apuntaba maneras. Realities a tuti plen, pero por aquel entonces eran la excepción y en algún momento alguno de sus programas se hacia hasta divertido. Veinte años después no solo no me produce risa sino que me exaspera hasta límites insospechados.

Como en mi casa si existe la democracia, hay algún miembro que la sigue, no la prohíbo, por eso de la democracia real, que aunque en este caso se pisotea mi libertad, pensando en la convivencia y en que mi libertad termina donde comienza la del otro, me retiro a otra estancia y se acabo la disputa, la interpretación de la democracia y mi mala cara. Hay ocasiones que hasta cojo el mando y soy capaz de ver la parte final de “Saber y Ganar” aunque solo sea por comprobar que Jordi Hurtado sigue vivo (se empeñe quien se empeñe) para continuar con “Grandes documentales”, si, si señor, yo si veo los documentales de la dos, no por ser mas culto sino para culturizarme, no para contar que los sigo sino por seguirlos. Pero no ocultaré que en ocasiones los utilizo para profesar la siesta, que hasta para eso sirven los documentales flojos, para mantener la cultura tan bien arraigada en nuestra sociedad como es la de una buena y reconstituyente siesta.

Por el contrario tengo comprobado que el simple hecho de que algún miembro de mi familia utilice ese momento de adoración a Morfeo para traicionarme y volver al sempiterno “Sálvame”, las voces de ultratumba y las frases de los que componen tan esperpéntico programa, hacen que el propio Morfeo me abandone de modo repentino, causando en mi estado de animo un sobresalto igual al que produce el despertador los lunes tras fin de semana agitado, del que tras realizar una breve inspección del espacio de en derredor logro superar a duras penas, dando así de semejante manera por finalizado el apacible reposo que hasta el momento había sido.

No tiene que ser humano tener la capacidad de mantener ese canal permanentemente sintonizado. Doy por sentado que tiene que generar una catalepsia semejante a la que produce en las personas el visionado continuo de los partidos de futbol. Tal vez alguna entidad o persona haya desarrollado un estudio al respecto, si no se ha realizado, se debería de hacer, de su estudio saldrían, sin duda, datos que aportarían una visión muy bien definida en la que psicólogos y etnólogos tendrán información para varios libros y/o terapias, incluso se podrían sacar conclusiones para demostrar que el intelecto es capaz de adormecerse como efecto directo y no sabría decir si hasta incluso permitir, la manipulación programada del mismo. ¿O tal vez ese sea el fin perseguido y/o conseguido?

Lo que mas me llama la atención y me preocupa, no es que en una cadena cuya pretensión primera y ultima es la pujanza permanente del share y de los rating, de conseguir esa máxima de ser el líder indiscutible en las cuotas de pantalla (amén de su afán por mantener a su gabinete jurídico permanentemente entretenido para sacudirse las denuncias que les llegan), base su programación en programas de la “calidad” humana y de contenido tales como el “Sálvame”, “Mujeres y hombres…”, “Enemigos íntimos”, “Hormigas blancas”, “El reencuentro”…, sino que los potencie hasta el punto de haber eliminado de su programación, el cine (aunque fuera malo, era cine), para sustituirlo con mas programas como “Vuélveme loca” “Sálvame de Lux” “sálvame de recontra lux” y “sálvame del contra recontra lux”… y más. Tal vez es por eso que no se si soy “hombre mujer o viceversa” que pretende ser “salvado” antes de que me “vuelvan loco” por haberme convertido en “enemigo intimo” y externo cuan “hormiga blanca” o negra (por eso de la xenofobia) antes de girar en una “noria” acompañado del “programa de Ana Rosa” para terminar siendo un “superviviente” antes de “pasar palabra”(un punto y aparte para esta ultima referencia que al menos nos enseña que monje es sinónimo de cenobita) y “reencontrarme” con “un tiempo tan feliz” “mas allá de la vida”. En este amplio espectro de tan dúctil amalgama de inmersión cultural definitivamente lo tengo que decir: ¡ODIO TELE CINCO!

Razonablemente estarán pensando, para odiar algo con tanto ahínco conoce la parrilla de programación como el evangelio. En mi descargo que no justificación, diré: No estoy en otro mundo, por ende, he tenido que soportar tanto imágenes en directo como comentarios callejeros, confieso que he usado Internet para conocer todos sus programas y por ultimo porque no se odia (o no se debiera) lo que no se conoce.

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