Somos un barrio Bilbaíno de pro, tan chirenes como Txomin
del Regato, rítmicos como una bilbaínada, bilbotarras como la ría, bocheros de
corazón. Con una “amatxo” que quienes no la veneran, la respetan… pero ¡ay! …huérfanos
por parte de padre. Sí, estamos huérfanos, o cuando menos alejados del padre
(ayuntamiento), lo que es un drama al menos en lo que respecta a lo social. De
las que enumeraré a vuelapluma y sin criterio cronológico algunas de las “gracietas”
que padecemos, todo hay que decirlo, sin apenas levantar polvo y sin apenas
protestar.
Nos fueron arreglando a trompicones un parque, que tras ser
olvidado como “ferial de animales”. Fueron reconvirtiendo por etapas en espacio
(único por cierto) de asueto, de niños y mayores. “Nuestros mayores” que como
si de una gracia se tratara les abrieron un centro con pompa y fotografía y se
lo cerraron con alevosía, nocturnidad y desfachatez, mucha desfachatez.
Nos abrieron el barrio en canal, cuan vaca de matadero, con
una cicatriz de asfalto (la autovía A-8) que ha dividido el barrio en dos. Villa
abajo y villa arriba. En Villa Abajo los olvidados y en villa arriba los
olvidados inaccesibles. Todo ello porque los grandes pensadores, ingenieros,
arquitectos, aparejadores, urbanistas y toda una serie de iluminados de
bombilla de 5 vatios pensaban justo en mañana, que no en el mañana.
Nos volvieron a “ilusionar” con un caramelo transformado en
baldosa de Bilbao para que sintiéramos que aún nos une un cordón umbilical, de
cemento y hierro mezclados, a la ilustre villa de Don Diego Todo ello convertido
en un paseo interminable, que en palabras del fallecido alcalde Azcuna “si te
gustan las baldosas de Bilbao, vete hasta Zorrotza (eso si, andando) tienes
para hartarte” Podían (tal vez) haber pensado en el mañana y en el turismo y en
las personas y una vez de haber pensado en todas esas cosas triviales, tal vez
se podían haber planteado poner en lugar de baldosa de Bilbao unas vías y ¡fíjate!
Que hasta podría llegar el tranvía. ¿Descabellado?... ¡eso deben “pensar”!
Tenemos, cierto es, un tren. No, dos trenes. Uno en la
margen de la ría y otro que acompañando a la cicatriz de hormigón y asfalto de
la autopista cercena por una zona más baja el barrio y crea una cicatriz mejor
dibujada, esto sí, rasgando el barrio y generando no pocos peligros a la par
que un gasto en gasoil que nadie calcula porque sale del bolcillo de los
pacientes conductores que han de esperar, en ocasiones cerca de 10 minutos, que
pase el tren/trenes de turno. Tirando pelotas al aire, sigue sin continuidad de
solución su soterramiento.
En aras a la accesibilidad y a la realidad de unir Villa Arriba
y Villa Abajo se han ideado un “funicular”. Sí, que para eso somos de Bilbao ¿?
Cien metros de cuesta, a un módico precio de casi 10.000€ el metro de
funicular. No solo voy a renegar del costo, que a mala hora sería subjetivo si
ejerciera funcionalidad y servicio, también voy a discutir sobre su “accesibilidad”.
No se las pretensiones de la normativa europea sobre la accesibilidad, pero si
trata de facilitar el acceso a todas las personas con discapacidad o con restricción
de movimiento y eso supone que los que piensan (de este nuestro ayuntamiento)
han colocado un aparato que cumple los requisitos, yo les digo simplemente: Pongan
ustedes a un familiar suyo, a cualquier familiar de cierta edad, móntenlo en el
funicular que cumple la maravillosa normativa europea, siéntenlo en una silla
de ruedas sin motor, ábranle amablemente la puerta en lo alto de la cuesta y
dejen que acceda hasta la parada del autobús que esta apenas a diez metros. ¡No
vale ayudarlo! A ver si llega solo a la parada. Si es del centro de Bilbao y
tiene un par de brazos como los de un harrijasotzaile igual tiene suerte y
puede llegar arriba. Si tiene un problema de incapacidad lo tiene complicado
para cubrir los diez metros. Por si fuera poco en la primera lluvia de importancia
que tenemos este año, que a buen seguro habrá más, porque aquí llueve como si fuéramos
de Bilbao ¡no te jode! <<Lleva una semana parado porque se ha ¡ANEGADO EL
CUARTO DE MAQUINAS!>>
No me extenderá más porque esto da para más que un libro,
una enciclopedia ilustrada. Creo que es hora de poner una solución definitiva a
esta orfandad. Por el camino duro, por el dialogo o por la desanexión. Tal vez
haya que pedirle la adopción a algún ayuntamiento que quiera mejor a sus hijos.
Sea como sea, seguiremos siendo Bilbaínos incluso, hasta adoptados. ¡Espabílese
alcalde, que no hay mal que cien años dure, ni cargo que los aguante!