Engañando al destino.

 

Un tal Anders Behring decide un día convertirse en salvador del mundo. Un día cualquiera en un país cualquiera. Un nuevo mesías del nuevo mundo ha decidido que va a dar solución a los problemas de los sencillos humanos y se embarca en su particular Apocalipsis. Deja su impronta en 76 almas que ese día, en ese país, en ese lugar, coincidieron en su espacio y en su tiempo, personas con nombre propio, pero que a buen seguro para este Samaritano de la humanidad no eran mas que simples trofeos de su particular cruzada, simples números, pero sin duda las primeras bajas de su particular guerra santa.

Casualidades del destino, fue en Noruega, un país ingenuo, no por ignorancia, si no por falta de previsión, o tal vez por la ley de probabilidad, dado su carácter pacifico y porque esta en el 5º puesto de los países mas seguros del mundo según el ranking del Global Peace Index. Todo esto ha sido también la salvación del tal Anders. Podía haber sucedido en EE.UU. por ejemplo, no me refiero a que hubiera preferido victimas Americanas, faltaría, si no a que dicho individuo seria un mal recuerdo para todos, no me cabe duda que lo habrían abatido; pero ha sido en Noruega. Ahora todos y cada uno de los Noruegos tendrán que soportar, Dios sabe por cuanto tiempo, las noticias de un juicio que jamás se debería de haber producido. Soportar que ni tan siquiera le puede caer la perpetua, ni la pena de muerte, porque con un poco de suerte se quedara en treinta años si es que son capaces de imputarle el cargo de crímenes de lesa humanidad. De cualquiera de las maneras estará en una “jaula de oro” porque los Noruegos creen en la rehabilitación de los presos.

Los hechos extraordinarios requieren medidas extraordinarias. El mundo necesita un cambio radical y rotundo en todos los aspectos. Tal vez en Noruega deba ser el “aquí” y “ahora” de ese cambio que necesita la humanidad. Hay que plantearse algunas preguntas sencillas: ¿Es necesario para la humanidad un Anders Behring? ¿Que puede aportar a la sociedad la reinserción de un tipo como ese? ¿Que lección nos puede ofrecer el recuperarlo para la sociedad del 2040? ¿Es necesario mantener leyes que protejan la vida de un tipo que no ha dudado en quitársela a 96 personas que posiblemente tenían mucho mas que aportar a la sociedad que el?. Podríamos extender la lista de preguntas tanto como nuestro voluntad de cambiar el mundo nos permita, pero sería inmensa e innecesaria, se puede simplificar a un enunciado: un problema, una solución. Sin hipocresía.

El destino tiene cara, tiene fechas, tiene lugares. Cada día estoy mas convencido que el destino es una línea espacio-tiempo que se va situando por el mundo de manera predeterminada y que inexorablemente nos pasará por encima en algún momento. No se puede evitar lo que el destino nos depara pero se le pueden poner trabas. Tal vez si los medios tecnológicos disponibles se pusieran a disposición de la protección de la humanidad, de su bienestar, en lugar de usarlos para espiarse unos a otros, para beneficio de unos pocos, tal vez, solo tal vez, ese día podríamos pensar en evitar que un individuo como Anders actué impunemente, que en África el VIH siga matando, que Etiopia sea accesible, que Iraq sea un pueblo auto gobernado, y tantas y tantas injusticias erradicables sean un hecho; ese mismo día al destino también quizás, se le pueda hacer una pequeña treta, un guiño,  y tenga que desviarse levemente.